14.6.11

La belle captive



Como las cosas más interesantes de la vida, esta película me la encontré por casualidad.
Una película, basada en un libro, basado en una serie de pinturas, basadas en un sueño.
Todo bajo el mismo rótulo, la belle captive.
La historia es muy simple, tan simple como una trama surreal. Walter Reim es un detective privado con todo el estilo de los personajes del film noir, solitario, reflexivo, libre. Una noche conoce a una bella dama en la pista de baile de un bar: no tengo nombre, lo he perdido, si lo encuentro te lo haré saber. Con esas palabras de la belle captive, basta para que Walter quede prendado de ella.
Sin embargo, su jefa Sara Zeitgeist, le llama para una misión de carácter urgente. Cuando vuelve a la pista la misteriosa mujer ha desaparecido.
Consternado se dirige a ver a Sara, y de regreso en la carretera se encuentra con la mujer del bar en medio del camino, ensangrentada y esposada, casi inconsciente.
La situación le obliga a posponer la misión que Sara le asigna, y en busca de ayuda acaba por tocar la puerta de una elegante mansión desde donde espera hacer una llamada telefónica.
Ahí, y con nuestra certeza absoluta de que la escena es el antecedente directo de Eyes Wide Shut, un grupo de misteriosos hombres (con bombín, a la Magritte) se concentra alrededor de la pareja y le dan a ella a beber una copa con sangre (en el bar Walter había ordenado un Bloody Mary, justamente).
Tras ello ambos, Walter y la mujer, se ven en una alcoba de la mansión encerrados por los elegantes desconocidos. La pasión y el surrealismo se apoderan de la noche. Magritte y la colección de La belle captive, se apropian del acto amoroso entre los personajes, la estética remplaza a la erótica, o mejor, se mezclan.
Walter despierta y está solo, en una mansión abandonada, un ambiente extraño, con una herida en el cuello. Y el resto del filme es una reverberación de esta estructura, pero eso no significa que el texto sea predecible. Si hay algo que esta película no sea es precisamente el ser predecible. Varios giros de tuerca trastocan la historia y trastornan al que escribe. El sentido de linealidad no se pierde, se pierde el sentido de literalidad e incluso de lo alegórico. La significación de las cosas es tan baladí como la racionalización del subconsciente.
La trama argumental es muy buena, y sin embargo no es la protagonista del filme, ni Walter ni la mujer misteriosa, ni siquiera el surrealismo, sino Robbe-Grillet y su aventurada alianza con Magritte (con quien concibe la novela que inspira la película). Y el acento está en la palabra alianza. Esta interpretación tan cercana (no correcta o incorrecta, simplemente honesta) de las obras del Belga le dan un toque muy puntual a la película en la que el gran fondo es el arte como frontera intangible, a veces indistinguible, de lo real. El trastrocamiento de lo real, la locura de lo real en su sentido etimológico originario, el arte.

O mejor, la bella cautiva.




La exageración del arquetipo de los personajes es también un modo de superposicionar la obra a lo real, es una sátira lírica del papel de la lectura en el acercamiento a lo real. Es decir, una exageración de las características de un personaje precisamente para presentarle como eso, un personaje, una lectura de lo real (si tal cosa existiera), una imagen para hablar en sentido medio lacaniano (No, les juro que no estoy drogado).
Esta exageración de los rasgos que es muy propia de los programas más ridículos de la televisión mexicana, tipo Vítor el de “100 mexicanos dijieron” o bien podrían ser los de la malograda serie “María de todos los ángeles”. Personajes tan exagerados que hemos construido y que al mismo tiempo acaban por construirnos. ¿No dijo el mismísimo Breton que México era un país surreal?
Por supuesto que la mejor reseña de una peli es la que invita al lector a ver el filme, y me parece que este texto está haciendo todo lo contrario, por lo que apresuraremos el punto final no sin antes recomendar una sí muy buena y extensa reseña, la del buen Jim, que hace una bárbara crítica del filme. Una verdadera disección de la obra.
Y como decía Rockdrigo, échenle un pupilazo a las dos, recomendación de alterofilia (sin hache).

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