Los superhéroes y la filosofía siempre han ido de la mano,
de ahí que gran parte de la gente a la que gustan las humanidades seamos niños
curiosos incluso hasta los 40 años (bendita niñez cuadragenaria).
En clase por ejemplo, les hablo constantemente a mis alumnos
sobre la identidad y lo harto difícil que es encontrarla aun cuando todos nosotros
andamos por ahí por el mundo peleando con los demás por defender nuestra propia
identidad, como si ignoráramos que en el fondo no sabemos quiénes somos. No
sabemos quiénes somos ni lo sabremos, esa es la parte del espíritu humano que
nos hace movernos, siempre estamos tratando de completar nuestra limitada
finitud a través de actividades productivas (estudiando, trabajando, procreando…).
No hacemos las cosas por hacerlas, queremos que nuestro hacer nos lleve a algún
lugar, esto es, a nosotros mismos que es lo mismo que la autoconciencia plena.
(LOL!)
Y cuando les hablo de esto a mis alumnos el ejemplo que más
me gusta usar es el de Batman y Bruce Wayne (Bruno Díaz como lo conocimos los
que veíamos la serie de Adam West) ¿quién es quién? ¿Es Bruce Wayne quien se
disfraza de Batman? ¿O es acaso Batman quien se disfraza de Bruce? El dilema de
responder a esa pregunta es comprometerse con todo lo que la respuesta
implique, si decimos que el disfraz es Batman habremos de asumir que la clara racionalidad
wayneana es la que domina sobre la sombría personalidad de Batman; si decimos
en cambio que Bruce es el disfraz habremos de decir que es la oscuridad moral y
la noche lo que predomina en el comportamiento humano de Wayne.
Así comienza el curso de antropología, pero sin redactarse
en estado etílico. La explicación en vivo siempre será mejor, no es pretexto de
mala escritura sino simple clasicismo ingenuo.
Pero los superhéroes tienen también el poder de traspasar ciertos
universos, como cuando Batman o Superman pueden saltar del universo metafísico
en el que se habla sobre identidad al universo en el que se habla sobre el
dilema moral en el que cuestiona la eficacia de la legalidad y se trastrocan el
bien y el mal. Pueden saltar también al universo en el que se analiza su papel
político al interior del cuerpo social o pueden, si quieren, brincar al
universo en el que se cuestiona sobre las condiciones de posibilidad de ellos
mismos, es decir los supuestos que validan o invalidan la existencia de uno o cualquier
posible Batman en todos y cada uno de los universos posibles.
¿Cómo? ¿No se entendió? Yo tampoco, creo... reitero mi preferencia por la palabra
hablada.
Pero debo al menos dibujar la cuestión, o ayudarme con el
recurso de moda entre el estudiantado para fundamentar sus ensayos previos al
examen final: con Facebook.
Quien diga que FB está lleno de explicaciones sinsentido e
infundadas es porque no se ha encontrado cosillas bonitas como esta…
El grupo de FB se llama Philosophia, síganlo que tiene cosas muy interesantes (a menos que seas filósofo de profesión, en cuyo caso ya deberías saber todo lo que ahí se publique)