No me gustan los secretos porque suelen saber muy rico. Miserere.
No ser creyente ni en semana santa ayuda a hacer sacras
estas fechas, la tarea se vuelve humana, mundana y desgrana el cielo amarillo
maíz sobre la carne.
Qué pena la gente a la que no le da pena quererse, que no
sabe a lo que sabe la espera y el susurro.
Soy una nena en medio de gigantes, de gigantas.
Las mujeres de más de 25 suelen ser de mármol, también
algunas menores.
La luna más grande del año es también la luna de los
tristes, pobres de ellos y su sábado pasado.
Estos días el Don se la ha pasado fumando. ¿Y su mujer? Pues
nada, la mujer dormida.
La mera mofa de una política del amor es suficiente para
explicar la perpetua política del odio, sin duda nos encantan las patadas.
Todo tiempo pasado se dice que es mejor, menos el más
reciente… se dice.
La mejor manera de sacar la verdadera personalidad de tus
conocidos no es alcoholizándolos, sino simplemente cambiando.
Que Quadri haya ganado el debate del 6 de mayo es la mejor
muestra de que hace falta un cambio.
No el de él, pero sí un cambio. Desde la
raíz. Que retiemble en sus centros la tierra.
Ojalá los constantes sismos fueran un mensaje, no de finales
sino de comienzos. No de algo, sino de nada.
En primavera uno se da cuenta de que la realidad no es más
que una mala metáfora de lo virtual.
Mi padre me ha enseñado que dormir poco te hace soñar más
fuerte.
Hay veces en que se riega un jardín con mieles y se cosechan
cactáceas, pasa mucho, más en el DF.
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