17.2.11

J'Accuse...!

A.M. Nicolas Sarkozy Président de la République
Monsiuer le Président

No discuto que un mandatario defienda a sus connacionales sujetos a proceso en otro país. Pero hacerlo en términos tan antidiplomáticos mezclando un asunto estrictamente judicial con un amplio programa cultural, me parece inamistoso tanto con el pueblo mexicano, como con el pueblo francés, destinatario del magno evento.

El caso Cassez le brinda un buen pretexto para intentar mejorar su deteriorada imagen en las encuestas de opinión. A usted no le interesa tanto Florence como las próximas elecciones, sin pensar en las próximas generaciones, por eso carece de la talla de los grandes estadistas galos como De Gaulle o Mitterrand.

Agotadas las instancias jurisdiccionales mexicanas podría usted haber recurrido a los tribunales internacionales, pero en lugar de eso decidió escalar innecesariamente un conflicto entre dos pueblos entrañablemente unidos por la historia y la cultura.

Es completamente fuera de lugar y una inaceptable arrogancia, utilizar el programa del Año de México en Francia que comprendía más de 293 eventos a realizarse en su país este año, de carácter cultural, académico, científico, turístico y gastronómico para dedicarlo a una mujer acusada y sentenciada por delitos de ¡secuestro y delincuencia organizada!

Su decisión afecta a una parte muy sensible del pueblo mexicano: sus artistas, no pocos de los cuales vivieron en París y respiraron el arte y la cultura francesa de su tiempo. Su innecesaria rudeza, señor presidente, es un golpe a las máscaras mayas de jade, a la pintura de Diego Rivera y Frida Kahlo, a las estampas de José Guadalupe Posada, a Tamayo y Toledo, a Juan Rulfo y Carlos Fuentes, ex embajador de México en Francia, a la dramaturgia de Sabina Berman y la escultura de Manuel Felguérez, para sólo mencionar una pequeña muestra de las obras programadas, de cuya presentación usted ha privado al pueblo de Francia.

Su insistencia en la extradición de Cassez con base en el Convenio de Estrasburgo sobre el traslado de personas condenadas firmado por México y Francia, sólo revela ignorancia sobre los alcances de este instrumento internacional. Llamo su atención a que el artículo tercero establece como condición para la transferencia, el acuerdo entre el Estado de condena (México) y el Estado de cumplimiento (Francia), lo que no se ha dado.

Ese desacuerdo se debe a que Francia expresamente rechazó los artículos noveno párrafo 1 a) y décimo, que se refieren a que se prosiga con la aplicación de la pena en el Estado de cumplimiento una vez realizado el traslado. En su lugar, el gobierno francés indicó que el Estado administrador de la pena es competente para suspenderla o reducirla, esto es, modificarla (Declaración al firmar el 27 de abril de 1983). Por lo que hace a México, nuestro gobierno señaló que la modificación de la pena por el Estado de cumplimiento no es aplicable si el gobierno mexicano responde favorablemente a la solicitud de traslado (Declaración del 13 de julio del 2007). Hay pues incompatibilidad en las reservas que ambos gobiernos establecieron en el citado convenio.

Si el gobierno mexicano aceptara el traslado, sin duda alguna su Estado pondría en libertad a Florence, con lo que el aparato judicial francés estaría actuando como corte de casación de los tribunales mexicanos, lo que a todas luces es jurídica y políticamente inadmisible. ¿Por qué no explicó esto en su reciente conferencia de prensa flanqueado por los padres de Cassez?

Parafraseando al inmortal francés Émile Zola, “Señor presidente, concluyamos que ya es tiempo”.

Yo LE ACUSO de haber violentado innecesariamente las relaciones diplomáticas con México.

ACUSO que haya usted privado al generoso pueblo francés de un acercamiento cultural con varias de las mejores expresiones del arte y cultura mexicanas violando el pacto cultural que usted mismo había propuesto para celebrar el 2011 como el Año de México en Francia.

ACUSO de pretender humillar a nuestros artistas, científicos e intelectuales, al asociar sus presentaciones con un conflicto estrictamente judicial.

Finalmente le ACUSO de pretender subordinar y doblegar nuestra justicia soberana a la de su país, mediante la revisión y eventual revocación de una sentencia emitida por dos tribunales mexicanos de acuerdo con las reglas del debido proceso legal.

Con todo el respeto le recuerdo esta frase de Zola:

C’est un crime d’avoir accusé de troubler la France ceux qui la veulent généreuse, á la téte des nations libres et justes… C’est un crime d’égarer l’opinion, d’utiliser pour une besogne de mort cette opinión qu’on a pervertie, jusqu’á a la faire délirer

(Es un crimen haber acusado como perturbadores de Francia a cuantos quieren verla generosa y noble a la cabeza de las naciones libres y justas… Es un crimen extraviar la opinión con tareas mortíferas que la pervierten y la conducen al delirio).



de la pluma de Emilio Rabasa

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