La pueril defecación en un sanitario
público es un asunto que ha suscitado infinitas pláticas en ámbitos de
camaradería, pero es también un asunto del que poco se quiere hablar cuando los
oyentes no son personas sobre las que conoces secretos inconfesables.
El baño es un lugar en el que se decantan
las diferencias prácticas entre los seres humanos, hay gente que va a lo que va
sin detenerse a pensar en el asunto (y/o cualquier otro asunto) y también hay
gente que dedica esos breves momentos dentro del baño para reflexionar y buscar
un sentido al caótico (des)orden del mundo.
Yo me declaro entre los segundos, entre
aquellos a los que no les es suficiente el estar solamente sentados en un lugar
mirando hacia una pared en blanco mientras cumplo mis más animales funciones
vitales y mientras el mundo se detiene por al menos unos minutos. Para mi esos
minutos no se pueden desperdiciar, y no porque todo momento deba ser utilizado,
maximizando el uso del mismo tiempo, no por eso sino porque me parece que esos
silencios en la vida son los que nos revelan las voces más íntimas de nuestra
última personalidad.
Ahora bien, entre estos segundos bien
podríamos pensar en una segunda clasificación que supone un par de categorías,
la reflexión profunda y la reflexión-acción; es decir aquellos que dedicamos
esos minutos a resolver problemas imaginarios o bien problemas sobre los cuales
ya nada se puede hacer nada, al modo del ingenio
de escalera del que hablan los franceses (ese del que todos padecemos pero
pocos reconocemos: la habilidad de dar respuestas geniales a situaciones que ya
han pasado, la tardía estocada argumentativa que llega solamente d espués de que
el toro ha pasado).
La reflexión-acción es un poco más
interesante porque activa la parte creativa de la persona sentada, que en esas
condiciones de poca higiene y fétidos olores, en esa situación de sonidos
extraños producidos en la cabina adyacente, en esas condiciones es capaz de
crear un algo con la intención de que perdure.
Hablo de los grafiteros de excusado.
Esta semana alterofilia (sin hache)
estuvo haciendo investigación de campo en los baños de la construcción de un
edificio importante de la ciudad de México, me refiero por supuesto a los baños
de los albañiles, ese oficio tan ninguneado por la gente que cree que los
edificios se dan por sí mismos.
Mostramos aquí algunas de las imágenes
con que nos encontrábamos cada que íbamos a liberar nuestras más fecales
ocupaciones diarias.
"Perineo salvador"
Este dibujo tiene un agujero en la parte que corresponde al perineo de la modelo, agujero por el que supusimos se podrían intercambiar comentarios y miradas con el compañero de al lado, aunque más tarde caímos en cuenta de que es más probable que funcione como ventana de auxilio en caso de que te encuentres corto de papel sanitario.
"Pedro 5:8"
Un recordatorio de que la soledad es una ilusión metafísica más etérea que los seres que imaginamos en dichas ilusiones.
"Los vergas de la Paraíso"
La Paraíso es una colonia en San Pedro Xalpa famosa por su producción de personal dedicado a la construcción de grandes edificaciones en el área conurbada de la Ciudad de México. La colonia creó su propia fama entre los albañiles, cucharas y maestros por la cantidad de personal asociado a su grupo más afamado, el Sindicato de Albañiles de la Construcción de Edificios, Similares y Conexos.
Como la mayoría de los grupos de trabajadores de la construcción, no se trata propiamente de un sindicato sino de una empresa de propiedad privada con un nombre que puede resultar atractivo para los albañiles pues parece ofrecerle a estos últimos un mensaje de igualdad de oportunidades y de prestaciones laborales, cosas que son por supuesto inexistentes en ese lugar.
"El ojo de Horus"
"Sueño de dismenorrea con sangrado profuso producida por nuestra enorme verga"
"Tania"
Post Sciptum de equidad y en contra del falogocentrismo entendido en su relación más pueril y simple.
Cabe destacar que la ubicación de todos estos actos de vandalismo (¿arte?) aparecen en sanitarios designados para hombres.
Alterofilia (sin hache) reclutó a una fémina con ganas de orinar para que tomara algunas fotografías del interior del sanitario femenino, los resultados fueron contrastantes. El sanitario rotulado en su portal con un "Sólo Damas" estaba más limpio y cuidado, en sus paredes presentaba solamente 14 letras acomodadas con cortesía y que nos invitaban a pensar siempre en los demás:
"Favor de bajarle"